El agua de la llave puede contener varios tipos de metales pesados, aunque la presencia y concentración dependen en gran medida de la fuente de agua no podemos arriesgarnos, y muchas veces el sistema de tratamiento y el estado de las tuberías no es el ideal. Algunos de los metales pesados más comunes que pueden encontrarse en el agua potable incluyen:
- Plomo: Frecuentemente presente en sistemas de tuberías antiguas. Puede acumularse si el agua se transporta a través de cañerías de plomo o soldaduras de plomo en sistemas de plomería viejos.
- Mercurio: Generalmente en bajas concentraciones, pero puede entrar al agua debido a la actividad industrial, minería y al lixiviado de ciertos residuos.
- Cadmio: Puede aparecer debido a la contaminación de fuentes industriales o el uso de pesticidas y fertilizantes que contienen cadmio, afectando las aguas subterráneas.
- Arsénico: Este metal puede estar presente en el agua debido a fuentes naturales (suelo y rocas) o por contaminación industrial. En algunas regiones, su presencia es más común debido a la geología local.
- Cromo: Especialmente el cromo hexavalente, que es tóxico, puede estar presente en aguas contaminadas por actividad industrial o desechos metálicos.
- Níquel: Puede encontrarse en el agua a partir de la erosión de las rocas o de actividades industriales, como la fabricación de acero.
Los sistemas de purificación, especialmente los filtros de carbón activado en bloque ayudan a eliminar la presencia de algunos de estos metales, aunque es ideal realizar pruebas específicas del agua para saber exactamente qué contaminantes están presentes y tomar medidas de tratamiento adecuadas, y como éstas medidas las debe tomar el gobierno y las entidades territoriales correspondientes, la mejor opción es instalar el filtro purificador de agua y no arriesgar tu salud.